PERFORMANCE ARTE
OPHELIA, I M LOOKING FOR YOU
Julie Pichavant
El
primer día, en una ciudad despierta, mis pasos dibujaron círculos concéntricos.
Parques, jardines, bosques, ríos, el mar, el océano estaban encadenados.
De
la tierra al cielo: 216 escalones para llegar a la cima de mi edificio, también
encadenado.
Frente
a las prohibiciones: en una pared se escribió: "el mundo que crearon para
reinar es irrespirable".
Mientras
los cuerpos se apilaban en las aceras de Guayaquil, en Francia los corredores
solitarios inundaban el asfalto de las ciudades. Miles de corredores respiraron
un aire suspendido.
Cuarentena en el
Titanic. Una última sinfonía en sus auriculares.
En
esta carrera frenética los cuerpos se apilaron en los camiones, el olor pútrido
perturbó a Wall Street, una isla se
convirtió en un cementerio en Nueva York, las
prisiones, los campos de refugiados se incendiaron y luego se callaron. Los
ancestros se volvieron escasos. En París, en Italia, los mercados, en Madrid la
pista de patinaje se convirtieron en morgues. El virus colonial continuó sus
diseños asesinos desde la nación Navajo hasta las tribus del Amazonas. El
saqueo del mundo intensificó su ritmo.
Día
tras día los corredores desarrollaron su resistencia, su consentimiento, su
servidumbre voluntaria, aumentando el ritmo, la música a todo volumen. Una
máscara sobre la boca. Sordos a los ruidos del mundo. Borracho de dióxido de carbono.
Los
barriles de petróleo rodearon los puertos de Dunkerque, Hamburgo, Génova,
Tampico, Itaguaí, Rótterdam, Corpus Christi, Calcuta, Durban, San Petersburgo,
Callao, Izmir, Shanghai, Hong Kong, Los Ángeles, Long Beach, Houston, Ningbo,
Londres, Algeciras, Buenos Aires, Dakar.
El
gran capitán sepulturero de la humanidad está esperando para encender un último
cigarrillo.
El
viento está soplando sobre las brasas del bosque boreal del Ártico. El parque
es un basurero abierto lleno de máscaras y guantes quirúrgicos. Un niño come un
helado. Hay 35 grados en Siberia. El
clamor de las bocinas resuena por toda la ciudad como el último canto de las ballenas.
Me
acerco al agua y busco tu rostro, Ofelia. El mundo se llena los bolsillos de
guijarros antes de la inmersión final. Tal vez un último cigarrillo. Algunas
universitarias preparan carteles: No puedo respirar. Los incendios estallan en
las ciudades. Los incendios consumen los símbolos de la opresión.
Ocho
minutos y 46 segundos. Asesinato por asfixia. El 25 de mayo de 2020 George
Floyd es asesinado. Crimen racista. El cuello aplastado por la rodilla de un
policía.
El
mundo está conteniendo el aliento. El mundo no tiene respiradores. Ocho minutos
y 46 segundos de silencio en homenaje a George Floyd. I can't Breathe.
Traducción
en español
Alberto Burnichon