TEATRO DE CUARENTENA
DESPIERTA ¿QUIERES?
DESPIERTA ¿QUIERES?
Carolina Palacio
Dramatis personae
Elliot
Marion
Escena I
La
luz se filtra por la ventana, ligeramente abierta. Marion entra a la habitación
y se dirige a la cama, en donde Elliot duerme profundamente.
Marion.- Despierta, ¿quieres?
Elliot.- ¿Marion? Hace días que no te veo.
Marion.- Hay días en que yo tampoco te veo. Supongo que es normal.
Elliot.- ¿Será que alguno de los dos está dejando de existir?
Marion.- Ay, por favor. No vengas con eso que a ti nunca se te dio
bien la filosofía.
Elliot.- (Se levanta) Entonces mejor cuéntame, ¿qué has
descubierto?
Marion: Que la casa es aún más tenebrosa de día.
Elliot.- Es por los pasillos. Son interminables.
Marion.- No. No
creo que sean solo los pasillos. El carácter de las paredes también es
abrumador.
Elliot.- Te diría que nos fuéramos. Pero las flotas de transporte...
Marion.- Ya sé.
Todo está cerrado... al menos quisiera que papá nos hubiese explicado muchas cosas
antes de partir.
Elliot.- Morir, Marion. Llama a las cosas por su nombre.
Marion.- No hallaron el cuerpo.
Elliot.- Porque la gente sí es sensata y no se va a
mitad de un lago a 10 bajo cero para buscar a un muerto.
Marion.- Hablas como si él hubiese querido estar allí.
Elliot.- ¿Y no?
Marion.- No, idiota.
Elliot.- ¿Entonces qué lo arrastró hacia allá?
Marion.- No sé,
¿por qué crees que me la paso buscando dentro de la casa todo el día? Había
algo que lo mantenía intranquilo.
Elliot.- Tonterías.
Marion.- (Molesta)
Sí, a ti nada de eso te importa nada. Ya sé, Elliot. Mejor vuelve a dormir,
¿quieres?
Elliot.- Y tú deja de molestar, ¿quieres?
Elliot
se escabulle de nuevo entre las sábanas y se tapa hasta la cabeza, irritado.
Escena II
Marion
recorre los pasillos. Sus manos se deslizan por las paredes.
Marion.-
Hermanos terribles y el mío, papá. Me pregunto si fue porque se te rompió el
condón o si adrede querías otro hijo. Nunca llegaste a decirme. En todo caso,
sabía que las cosas serían difíciles al venir a pasar el invierno contigo. Se
suponía que el lago todavía estaba congelado. Pero es que eres un idiota, ¿cómo
vas a hacer lo que nos prohibiste a nosotros? Y... ¿por qué?, si tú odiabas el
lago. Pero bueno, no te veía desde hacía tanto que me parecías ya un extraño;
incluso tu mirada era distinta. Y lo que es peor, antes de poder entender lo
que te pasaba te mueres y nos dejas en una casa en donde nada me recuerda a ti,
en donde no puedo huir por culpa de este encierro y en donde no tengo más
remedio que convivir con el perezoso pesimista las 24 horas del día. Me quiero
ir con mi mamá. Pero el puto aeropuerto, claro... cerrado por la pandemia.
Marion
se detiene y guarda silencio al sentir un desperfecto que recubre la pared. Lo
observa con detalle y comienza a rasgar la cal con las uñas. Una vez ha hecho
un agujero se inclina para ver lo que hay adentro y da pasos hacia atrás,
palideciendo.
Escena III
Acto I
Marion.- (Sacudiendo a Elliot) ¡Despierta!
Elliot.- ¡No
seas pesada! Primero que me despierte, luego que me duerma. Ocúpate de tus
asuntos y pierdete de una vez.
Marion.- Nada quisiera más. Pero encontré algo.
Elliot.- (Lleno de confusión) ¿Algo?, ¿algo cómo qué?
Marion
lo saca de la cama y lo conduce hasta el pasillo.
Acto II
Elliot.- Eres una intensa.
Marion.- Y tú un idiota. Pero tengo que saber que ves lo mismo que yo.
Elliot.- ¿Lo mismo que tú?
Marion
toma la cabeza de Elliot y la inclina bruscamente hacia el ojo del agujero.
Elliot.- (La retira de inmediato) Era un…
Marion.- Tal vez.
Elliot.- ¡Trae un martillo!
Marion
corre hacia el fondo de una habitación contigua y regresa con dos martillos.
Ambos arremeten contra la pared.
Elliot.- ¿Crees que está completo?
Marion.- Ni siquiera sé si es lo que parece.
La
pared comienza a ceder, mientras los escombros cubren sus atuendos. Se revela
así el cuerpo inerte de un hombre de mediana edad. Es su padre.
Marion.- ¿Cómo carajos llegó aquí?
Elliot.- Ni puta idea. Veinte días han pasado desde que llegamos y
cinco desde que se ahogó.
Marion.- (Arrodillándose y
tocando su rostro mortuorio) Está
helado. ¿Cómo es posible que haya llegado hasta aquí?
Elliot.- No lo toques, por Dios.
Marion.- Pero
es que no entiendo. Los vecinos lo vieron ahogarse. Dijeron que su cuerpo se
había hundido hasta el fondo del lago. Nadie lo sacó... Y si lo hubieran hecho,
nadie ha entrado en esta casa desde la cuarentena más que nosotros.
Elliot.- No sé, Marion.
Tras
un segundo, Marion se levanta y su mirada dubitativa vuelve a Elliot.
Marion.- ¿Y si él hombre del lago no era papá?
Elliot.- ¿Qué dices?
Marion.- Desde
que se separó de mamá y vino a esta casa, no volvimos a verlo. De repente
llegamos aquí y no actúa como siempre, nos mira distinto, parece como si no nos
conociera. Y entonces se va al lago al que nos advirtió que no fuéramos y…
Elliot.- (Confrontando a
su hermana) ¿Sugieres que alguien lo mató, dejó su cuerpo aquí y lo
suplantó? ¿Por qué?
Marion.- No hay otra explicación... sabía que había algo extraño en
este lugar.
Elliot.- ¿Y por qué iría al lago?
Marion.- Probablemente quería orquestar la muerte de papá para no
levantar sospechas.
Elliot.- ¿Sospechas de qué?
Marion.-
Alguien habita esta casa, Elliot… Alguien que no lo quería a él aquí. Piénsalo.
Piensa en el frío que hace por todos lados, en la tiniebla que recubre los
pasillos, en la inevitable sensación de que nos vigilan todo el tiempo. Lo que
no entiendo es cómo pudo tener el mismo rostro que él, cómo sus facciones eran
iguales a la suya.
Elliot.- (Con una expresión sombría) Marion, la paranoia
te va a matar.
Marion.- No es
paranoia. Es extraño de explicar… pero sentía como si su mirada estuviera
vacía, como si él ya no habitase su propio cuerpo… sino alguien más. De hecho,
él me miraba como...
Mientras
habla, Marion se da cuenta de que Elliot posa sus ojos intensamente sobre ella,
con las pupilas dilatadas y sin parpadear.
Marion.- (Frunciendo el ceño) … como tú.
Elliot.- Marion, no me has visto en días.
Marion.- (Mira nerviosamente en todas direcciones) ¿Qué
quieres decir, Elliot?
Elliot.- (Tras guardar un largo silencio) No has visto a
nadie vivo en días.
El
rostro de Elliot comienza a retorcerse en un gesto que provoca que Marion
retroceda, incapaz de levantarse del suelo. Su mirada se retira bruscamente de
él, mientras observa el cuerpo en el fondo del agujero. Al estar frente al
cadáver, ella nota que a este lo rodea un brazo. Persigue con la mirada las
articulaciones del brazo y se adentra aún más en el agujero para observar un
extraño bulto bajo el cuerpo de su padre. Marion retira el cadáver para descubrir
otro cuerpo, cuyas facciones corresponden a las de su hermano.
Marion.- (Susurrando con temor) Tú...
Antes
de que pueda terminar la oración, el espectro la toma del cuello y la azota
contra el piso.
Espectro.- Marion, despierta, ¿quieres?
El
espectro cubre su boca y la arrastra hacia el interior del agujero. Sus gritos
se pierden tras los densos e interminables pasillos de la casa.
TELÓN